- Papá ¿son las diez? –pregunta Clarita.
- Sí. ¿Tenés sueño? – pregunta el papá.
- Mmmm, creo que sí… ¿Vamos a preparar mi cuarto papá?
- Hoy vamos a cambiar. Mientras preparo tu vaso con leche tibia, vas a tu cuarto prendes la luz y preparas tu cama, qué te parece la propuesta Clarita?
- ¡NO! ¡NO! el trato es que vos prendes la luz!!! – exclama Clarita indignada.
- Es cierto – agrega la mamá – pero es hora que enfrentes tus miedos. Nosotros estaremos acá cerquita, sólo tienes que prender la luz de tu cuarto y acostarte.
- Bueno, pero, pero...primero tengo que lavarme los dientes!!! – le recuerda balbuceando Clarita a su mamá.
- Sí, es cierto! – afirma mamá.
- Bueno, VAMOS CLARITA!! te lavas los dientes, enciendes la luz del velador y nos esperas acostada. Sabemos que puedes hacerlo!! – anima y entusiasma papá.
- Lo voy a intentar… - dijo con pocas ganas.
Clarita camina arrastrando los pies. De tanto en tanto mira hacia atrás buscando las miradas de sus padres, que no cesan de alentarla.
Primero tiene que lavarse los dientes.
Pasa por la puerta de su cuarto y espía. Aquél se encontraba oscuro y las sombras aleatorias reflejadas en las paredes provenientes de las luces externas le parecían monstruos que se movían…cerró los ojos y se dijo: “los monstruos no existen, los monstruos no existen, en mi cuarto no hay nada, los monstruos no existen!!”, se calmó, abrió los ojos y volvió a mirar. En un instante comprendió que su imaginación a veces puede jugarle una mala pasada. Prestó atención agudizando la mirada, las sombras eran sólo sombras formadas por las luces fugaces de los automóviles que iban y venían, también de los letreros intermitentes de algunas marquesinas, del semáforo de la esquina, las luces de la calle,…etc... ¡SOY GRANDE, SOY GRANDE! pude encender el velador solita! - gritaba felíz Clarita.
Corrió alegre hasta la mesita de luz y prendió el velador.
En ese instante se sintió más grande.
Con alegría se lavó los dientes y regresó a su cuarto.
Allí estaban esperándola papá y mamá con un regalo por haber superado valientemente la prueba y con un nuevo cuento para narrarle.
Contenta Clarita disfrutó del regalo, del cuento y se durmió tan feliz que soñó con SOMBRAS DE COLORES que se dibujaban en el aire, a veces las sombras eran paisajes, a veces animalitos, a veces dulces deliciosos, a veces princesas con sus príncipes…todo lo que la imaginación pueda alcanzar.
Clarita aprendió a jugar con las sombras que antes le producían tanto miedo.
Y colorado colorín la historia de Clarita tuvo un final feliz.
AUTOR: PROF. DANIELA MAZZA
Clarita superó su miedo. Si vos querés compartir con nosotros el tuyo, podés escribir a: educuentos@gmail.com
¿qué le habrán regalado mamá y papá ? Contános lo que te imaginás...
1 comentario:
Hola a la seño Daniela y a todos los chicos!
Pasé a saludarlos.
Un beso de parte de tercer grado
:) ♥
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