miércoles, 18 de marzo de 2009

CUENTO POPULAR ADAPTADO:

LOS MONOS QUE SALVARON A LA LUNA

Había una vez un bosque. Un bosque verdísimo lleno de árboles, flores, plantas trepadoras y enredaderas. Un bosque espeso y húmedo donde, además de miles de pajaritos, pajarracos y otros bichos vecinos, vivía una gran familia de monos.
Los más grandes de esta familia se pasaban las horas tomando sol, pensando cosas y rascándose la cabeza. Los monos más chicos, en cambio, usaban casi todo el tiempo libre para saltar por las ramas, comer nueces y molestarse unos a otros: se tiraban de las orejas, de la cola y de los pelos.

Una noche, mientras descansaban en las ramas más cómodas de un árbol, vieron en el lago del bosque el reflejo de la luna.
-¡Miren! – gritó uno de los monos - ¡La luna se cayó en el lago! ¿Qué desgracia, qué problema! – chilló – A ver si la pobre se ahoga…
-Tenemos que salvarla – dijo otro – el mundo no puede quedarse sin luna.
-Ni con el cielo a oscuras…
-Ni con el bosque a negras…
Fue entonces cuando los demás respondieron:
-Muy bien, muy bien; tenemos que sacar a la luna del lago. Pero ¿cómo?
Imitando a los grandes, los monos más chicos de la familia se pusieron a pensar. Y, pensamiento va, pensamiento viene, uno de ellos dijo:
-Ya sé, hagamos una cadena. Con ella sacamos a la luna del agua y la colgamos de nuevo en el cielo.


-De acuerdo – aceptaron todos. Y se pusieron a trabajar.
Uno de los monos se agarró fuerte de una rama que caía sobre el lago. El segundo se colgó de su cola y el tercero de la cola del segundo. Así, aferrándose unos a otros, los monos fabricaron una cadena que llegó hasta el agua.
Pero la rama a la que se había prendido el primer mono no soportó el peso y empezó a inclinarse cada vez más.
Hasta que la cola del último mono chocó con el agua, la superficie del lago se agitó y el reflejo de la luna…desapareció por completo.
Casi al mismo tiempo se partió la rama y todos los monos fueron a parar al agua.
-¡Auxilio! ¡Auxilio! – chapoteó el más chiquito.
-¡El agua está mojada! – gritó el del medio.
Hasta que el más grande y sabio de los monos les ordenó a todos que se dejasen de gritar y nadaran de una vez por todas hacia la orilla.
Cuando salieron, asustados y temblando de frío, se volvieron al árbol con ganas de llorar. Ya ya iban a soltar los primeros lagrimones cuando uno de los monos miró para arriba y se encontró con la luna.



-¡Miren, amigos! – Gritó - ¡La luna volvió a su lugar! Seguro que cuando hicimos la cadena tuvo miedo de que la atrapásemos y regresó al cielo.

La alegría de los monos fue tan grande que hasta se olvidaron del horrendo chapuzón.
-¡Salvamos al mundo! – les decía a los demás animales - ¡Salvamos al mundo!
-¿Por qué? – preguntaban los bichos.
-Porque gracias a nosotros la noche no perdió a la luna.

FIN
Cuento popular tibetano.
Versión de Silvia Schujer
Ilustraciones de María Wernicke



5 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por compartirlo! da muchas herramientas para el imaginario visual!

Unknown dijo...

Me gustó el cuento pero los monos no tuvieron que salvar a la luna porque solo era el reflejo de la luna

Unknown dijo...

Muy buenos, pasan cuentos por email?

miriam liliana dijo...

Me encantó ,muy lindo el cuento

miriam liliana dijo...

Muy bueno les recomiendo que lean a sus niños