miércoles, 25 de noviembre de 2009

"LA CARTA DE PETER"

Este cuento es la creación original de un alumno de 7mo grado de la escuela donde trabajo como docente de Informática.
El mismo fue el producto de un proyecto que llevó a cabo la maestra del grado referido al tema: El diario de Ana Frank.

Lo compartimos con la autorización del autor: Francisco B. y sus padres.

Muchas gracias Fran!!!

“La Carta de Peter”

Era una noche de silencio sepulcral, roto tan solo por una guerra sin sentido.De repente, una biblioteca es tumbada para abrirse paso a un escondite y a un secreto que llegaba a su fin.
Estrepitosamente, los hombres de la “S.S.” confiscaron el lugar, llevándose consigo a los desdichados refugiados al cabo de pocos minutos.
En segundos, la casa quedaba sumida en una preocupante tranquilidad.
Repentinamente, un armario fue abierto para que de este saliera un joven y desdichado muchacho, que entre las lágrimas, no podía hacerse a la idea de lo que acababa de ocurrir.
Su nombre era Peter Van Pells.
Estaba arrodillado en el piso, con su cara cubierta por sus manos, que sin poder impedirlo, unas gruesas gotas llenas de tristeza y sufrimiento se escapaban por su mejilla izquierda para nunca volver.
Pero luego, con su corazón aún roto, reflexionó sobre él mismo, ya que tarde o temprano los nazis se darían cuenta del faltante y volverían para terminar con aquella bestia inhumana que había podido eludir la primera trampa, pero pronto el cazador sediento de sangre atraparía sin piedad a la presa.
Ya sin esperanza, pero con la mínima idea de vivir al menos un segundo más en su mundo amado, comenzó a escribir con un pulso tembloroso pero seguro sus últimas escrituras:

-“Mi última hora se acerca, lo presiento.Esta casa, casa de un silencio infinito, donde cada movimiento, cada suspiro, podía delatarnos y llevarnos a lo que tanto temíamos: un boleto de entrada a los campos de concentración.
Me pregunto qué será de mis padres, de Fritz, de los Frank, y sobre todo, de Margot.Tantas palabras podría haberte dicho, pero no pude, por temor y por vergüenza, que por palabras sordas y sentimientos ocultos, mi dolor aumenta con cada línea que escribo.
Ahora pienso también en Miep, en nuestros protectores, que gracias a ellos pudimos gozar de algo que no pudieron quitarnos hasta hoy mismo.Vivir a salvo de los nazis.
Tal vez nadie pueda leer esto, pero sabré que lo he logrado. Poder escribir en una hoja de papel mis ideas y mis sentimientos antes de mi destino que concordará con el de millones de judíos”-.

Peter Van Pells

Depositó la pluma suavemente en el tintero, dando fin a un corto pero satisfactorio momento donde Peter pudo hacer algo que no hacía con mucha frecuencia. Hablar.

Pocos minutos después llegó el sargento Silberbauer de la “SS” junto con otros fornidos agentes.
Todo había acabado.
Un automóvil se alejaba para que volviera el ruido de bombarderos, ametralladoras, gritos y de tantas otras cosas que la gente provoca para luego arrepentirse.
Luego de 2 años y 7 meses, el escondite quedaba, ahora sí, en una tranquilidad absoluta.


Francisco B. 12 años.-

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